
(1) En materia religiosa existe tal inconstancia que ya no resisto el ansia, hoy por fin tomo la pluma a ver si espanto la bruma que nos sume en la ignorancia. (2) Nos convoca asunto serio, muy señores y señoras, en la vida siempre añoras que aventure se prolongue y no todo acabe en morgue como si no hubiese auroras. (3) Si, de tejas para arriba como que se agota el pienso y nos damos al incienso o bien el materialismo lo cual es más de lo mismo, lo simple tiene consenso. (4) Más tengo el mayor respeto por la fe del carbonero que da sentido al herrero entusiasma el campesino a muchos muestra el camino más sirve a tanto logrero. (5) En los asuntos de creencia tan solo cura o pastor no puede ser el gestor, pues esta sed de infinito no se apaga en un mito. La fuente está alrededor. (6) Religión y sociedad ambas comparten herencia pa’ reducir la violencia inventan el sacrificio: pues mejor uno al suplicio que todos a la indigencia. (7) La violencia en espiral ella pende cual espada, reduce todo a la nada si se desmadra el conflicto, yo por eso soy un adicto al ají con empanada. (8) Necesitamos consuelo que nos aplaque la rabia y brinde doctrina sabia que ponga fin a venganza, la religión a esta usanza aplica toda su labia. (9) Y no es como algunos creen que religión crea violencia, al revés: inteligencia. La guerra creó religión esa es probada opinión, allí radica su ciencia. (10) Ojo por ojo y diente por… Máxima pa’ limitar cuando ganas de matar por ofensa se desata y así no meter la pata sin proporción acatar. (11) Más esta ley del talión en el fragor de la lucha parece que nadie escucha. Justicia por propia mano aquello torna inhumano: se derrama sangre, ¡mucha! (12) Es el infierno en la tierra si violencia se desborda, como bárbaros en horda el Estado queda en la inopia y se arman por cuenta propia civiles en turba sorda. (13) Pues el vacío de Estado primero mora en la mente, pocos saben tender puente pa’ buscar el bien común solo la ley del pum pum es la solución urgente. (14) Y pa’ decirlo de una vez: ganas de matar habita el corazón humano incita arreglar las cosas a bala, ahí la violencia se embala la sangre corre infinita. (15) ¿Y quién restaña la herida? Por el sifón se va todo cual en sitio visigodo que a Roma entraron a saco, desbarajuste berraco juventud sin acomodo. (16) “Busquen culpables” se dijo. ¡Ah! Los jóvenes del “nini”: No montan en Lamborghini, sin estudio ni trabajo los mandaron al carajo. Que ellos sean los “paganini”. (17) El más allá se alebresta: teja abajo, teja arriba eso es la misma deriva. “El que peca y reza empata” la moral se desbarata, al oro se lanza un viva. (18) “Yo busco a Dios”, grita el loco, de día linterna en mano por el mercado cercano. Y se burlan de él todos: “Se perdió entre recodos o se esconde en un arcano”. (19) Pero el loco no se arredra en medio de la turba su voz no se perturba: “Señores, Dios ha muerto. Lo asesinamos, es cierto, lo matamos en la curva”. (20) La gente mira aterrada: “¿Qué nos dices? ¡Insensato! Ya calmamos tu arrebato”. Se le lanzan todos a una se tiñe en sangre la luna, aquí linchan hasta el gato. (21) Y la muerte de Jesús no fue ninguna excepción, de aquella crucifixión dijo el sumo sacerdote: “Esta vida es una dote, víctima por la nación”. (22) Este es el quid de la cosa, oculto desde el inicio, solamente el sacrificio consolida la unidad sin él cunde la ebriedad que nos manda al precipicio. (23) El Evangelio de Cristo bien desmontó esta trampa. El verbo entre nos acampa, desenmascara violencia nos revela la inocencia que el poder siempre se zampa. (24) La víctima es inocente o tan culpable como otro, todos le escupen el rostro pa’ esto sobra voluntario, me guarde el escapulario de montarme en ese potro. (25) Construir unidad a favor es un reto a la razón, de Jesús el corazón nos enseña amar el pobre pa’ que no vaya y nos cobre nuestra poca compasión. Fin.
© Jorge Salazar Isaza