© Jorge Salazar Isaza
Foto: © Annie Drese
(1)
Casa alegre y bonita
tesoro de mi camino
contiene luz de Anicita
y dicha de buenos vecinos.
(2)
No amanece loza sucia
por mi serena morada,
cada día afán acucia
con la luz de la alborada.
(3)
No contiene ningún lujo
mi hogar con la compañera
aparte los muros que empujo
pa’ acomodar a cualquiera
(4)
Los libros son mis amigos
en esta humilde mansión,
son los únicos testigos
de estudio con devoción.
(5)
Aquí me arrojó la vida
mas no me puedo quejar,
la ciencia tan escondida
se acaba por revelar.
(6)
Y tuvimos perra y gata
Joia, Cachel, eran su gracia,
nos brindaron buena pata
con su presencia de acacia.
(7)
Entre cielo y tierra cuelga
morreña hamaca en colores,
arco iris en suelo belga
donde sueño mis amores.
(8)
Mecedora de mi abuela
está esperando mi turno,
al compás de la vihuela
todo los recuerdos urdo.
(9)
En país de sol escaso
lanzo mis sentidas rimas,
me dan su calor acaso
mi mamá ya no me mima.
(10)
Árboles y acantilados
maestros de la humildad,
sus oficios encantados
enseñan humanidad.
(11)
Con los amigos el canto
nos arrulla de recuerdos,
nos alivia de quebranto
mas cuanta saudade muerdo.
(12)
En las noches de agonía
mi corazón trastabilla,
las penas del alma mía
me lanzan a la otra orilla.
(13)
Pero quedarse o partir
es voluntad del Altísimo,
sepan antes de morir:
la vida quiero muchísimo.
(14)
Aprende uno a perdonarse
con el paso de los años,
hasta puede enamorarse
como en los tiempos de antaño.
(15)
Mi mamá tuvo una yegua
que se llamaba Canela,
cuando le daba panela
la besaba con su lengua.
(16)
La cocina cual alquimia
donde se inventa la vida,
de mi corazón vendimia
fiesta de la bienvenida.
(17)
Yo también tuve un caballo
durante unas vacaciones,
Totumo llamaba el bayo
le daba maíz y canciones.
(18)
Los paseos de olla y pelota,
cocina al lado del río,
la dicha que no se agota
tesoro del pueblo mío.
(19)
Quienes meten agujita
para sacar agujón,
buscan enredar la pita
te consideran “güevón”.
(20)
La pequeña y gran historia
se definen en la cama,
los crímenes y la gloria
desde allí tejen su trama.
(21)
Una torta de manzana
alegra el final de la tarde,
con limoncillo en tisana
con un ángel que nos guarde.
(22)
Esaú vendió su herencia
por un plato de lentejas,
por ti siento tal querencia
que por poco me empendejas.
(23)
No soy versado en negocios
a mi plata le da herrumbre,
no vendo con un consorcio
ni un tamal en un derrumbe.
(24)
La salud es un regalo
se aprecia cuando se pierde,
si me sigues dando palo
la soledad va y te muerde.
(25)
Acto público de escuela
para mi abuelo es atroz,
mi abuela se le rebela:
- Viene Caruso y vas vos.
Fin
Excelente ejemplo de poesía popular, Jorge. Sus coplas me recuerdan mucho algunos pasajes de la narrativa de Tomás Carrasquilla..
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Nostalgias, recuerdos, presentes y futuros, realismos y esperanzas, urden una bella trama con una poética sencilla y profunda. Felicitaciones Jorge Albeto.
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Muy agradable lectura, se goza su sabiduría, son de una gran estructura y nos llenan de alegría
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Como siempre Jorge…geniales. Es recodar algo que tuvimos hace mucho tiempo, que se disfrutó y que no se olvida, tocando un presente que resulta del antes. El presente siempre carga el pasado.
Felicitaciones.
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Jorge, «muerdes saudade» pero en paz y con la alegría de vivir donde te «arrojó la vida». Felicitaciones por esta nueva entrega de tus inspiradas coplas.
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Terruño, nostalgias, profundidad y sencillez. Un abrazo Jorge
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Vamos haciendo el balance del camino, Salazar. Gracias por rescatar lo importante, lo que va quedando, lo q deja marca, asi en el momento no lo supiéramos. Pa lante.
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Este relato rimado y amoroso de lo cotidiano, paseándose con la nostalgia de otros tiempos… ¡me encanta!
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