
(1) Padre que estás en el cielo, tanta crueldad en el mundo torna la vida algo inmundo. La sangre clama del suelo. Quienes sirven de señuelo para cobrar recompensa mueren cuando menos piensan. Esperan hallar trabajo: con una bala ¡Al carajo! engrosan cifras de prensa. (2) Llaman falso positivo este crimen alevoso, con su ritmo cadencioso se convierte en vomitivo. Repulsa lo admirativo de carrera militar. Cuando el vicio de matar se vuelve razón de Estado, ya no queda ni el pegado del honor por respetar. (3) ¿Solo manzanas podridas? Al parecer son parcelas con empresas paralelas: cambian ventajas por vidas. Se los llevan a escondidas por aquellos andurriales, los matan peor que animales luego simulan batallas con prendas de toda talla, minucias poco formales. (4) Botas nuevas y al revés, la gorra sin orificio, el tiro del sacrificio en plena sien, de una vez, esto parece entremés. Más la sangre verdadera riega aquella rastrojera con un llanto monocorde. Pregunto: ¿quién dio la orden de montar la ratonera? (5) Lo buscaron en Ocaña su hijo estaba muy perdido. ¿Qué destino mal nacido lo llevó por tierra extraña? Subieron una montaña, los cuerpos en una fosa: allí nadie se reposa, el ánima sigue en pena. El muchacho en hora buena lleva en su pecho una rosa. (6) Ser joven, auto de fe, sin empleo y bajo de punto el Zarco habló del asunto: iban a coger café. “Al principio me zafé, de tan bueno no dan tanto más otros bajo su encanto me vendieron la aventura y no hallé ni sepultura, mi familia solo llanto”. (7) Este crimen es desprecio por el pobre, por lo humano. La violencia queda en manos ¡huy! de asesinos a precio. El Estado un adefesio de los blanqueados sepulcros que se las pican de pulcros y matan por interés. “!Qué tienes, cuánto valés! Cuál es mi margen de lucro?” (8) Hay tanto muerto insepulto ¡ay! todavía sin sosiego muchos humildes labriegos asesinados al bulto. Esto se trata de un culto que arroja sangre por ríos. En el alma escalofrío al ver malevo campante, es del demonio talante matar por simple albedrío. (9) Pena de muerte gratuita. Cual buitres en mortecina ¡si! la violencia fascina y no es por causa fortuita pues la dirigencia incita a crear la unidad de cuerpo. Cuando no hay proyecto cuerdo solo queda el sacrificio, los victimarios de oficio nos borran hasta el recuerdo. (10) Poderoso mecanismo: fabricar chivo expiatorio y vender el envoltorio como si fuera el heroísmo. Esto es hacer terrorismo, envilecer autoridad. Quien ve por seguridad y usa armas de cuenta propia la moral deja en la inopia, quebrada la sociedad. © Jorge Salazar Isaza.